Così || Privado

El aire fresco de la madrugada me hacía sentir bien y refrescaba mi piel cicatrizada. La capucha de mi chamarra se movía lentamente con el viento y yo la acomodé aún más para cubrir mi rostro, una para que no me quemara tanto el frío y dos para que nadie viera mi rostro cicatrizado. Esperaba que pronto me intervinieran y si las cosas salían bien como había prometido el médico cirujano, tendría pronto rostro nuevo. De mis músculos atrofiados no podía tener mucha esperanza, éso era otro tema.

Conforme me fuí acercando observé a una joven dando la espalda, sentí que había percibido mis pasos y me quedé parado, inmóvil. Queriendo desaparecer del lugar y perderme, camuflajearme. Jamás iba entender porque me costaba tanto trabajo interactuar con las personas pero era mi realidad y no tenía de otra. Guardé mis manos entre los bolsillos de mi chamarra y me quedé viendo fijamente el piso.

-Me gustaría conocer Italia...- comenté y sentí que se sentaba a mi lado, me puse nervioso. Acomodé más mi gorro y me quedé viendo el suelo, respondí su pregunta -Soy de Boston, Massachusetts, Estados Unidos...- le observé de reojo y me quedé pensando que estaría haciendo a esa hora. -¿Qué hacías acá?- cuestioné con curiosidad y observé que era como demasiado temprano para hacer ejercicio.

La noche estaba tranquila, era callada y fresca, éso ayudaba al proceso de regeneración de mi piel. Había visto a la joven en la sala de detención, no quise recordar lo que había pasado en ése lugar, suspiré. Me pregunté que le traería por ésta clínica -¿Y tú por qué estas acá? ¿Tienes mucho tiempo?- pregunté perdiendo quizás todos los protocolos de etiqueta, pero para ser un lugar como éste y después de lo que habíamos pasado con el celador, creo que sobraban.

-Si es que alguna vez salgo...- comenté suspirando y observando el suelo. Lo más seguro es que cuando saliera del lugar iría directamente a la cárcel, no estaba muy seguro de querer salir en ésas condiciones. Supuse que no me puso atención porque le había comentado que era de Bosto, sin embargo contesté cortésmente -Boston, Massachusett...- respondí y me quedé pensando en California y sus viñedos. -Recuerdo que visité Californía cuando era niño pero no recuerdo con exactitud las cosas, se que hace mucho calor y éso me agradó mucho...- claro que me agradaba y sobremanera, puesto que era como sentir el fuego abrazando y acariciandome la piel.

Me quedé callado por algunos segundos y después respondí -Los psiquiatras dicen que sufro el sindrome de piromanía...- no comenté nada más. No me gustaba revelar el por qué estaba en Lost Heaven, no me avergonzaba como tal, pero si la acción que había cometido, no quería que me vieran como un asesino ya que ni si quiera había llevado a cabo mi cometido.

-Eso parece...peor que presos...- me atreví a contestar lo que ella comentaba, por lo visto acá no podríamos usar nada, sin pagar un precio. Y lo último de la celda fue suficiente. Yo no estaba muy de ánimos para hablar, el recuerdo de la chica con el celador y todo lo que había pasado en aquel frío lugar me estaba matando. Me puse en pie, no estaba seguro de querer responder sobre el Poi. -Te platicaré de eso en otra ocasión, ahora debo descansar. Gusto en conocerte Madonna...- Y nuevamente la gacela emprendió el viaje de regreso a su habitación. Las charlas por ésta noche se acababan, tanto como mi poca humanidad en el trayecto. No puedo olvidar lo que pasó ése día, no puedo aunque lo intento. Vi de reojo a la chica que dejé mientras el viento silva de manera graciosa, jugando con su cabellera castaña. Me pregunto si alguna vez iré a Italia...¡¿Me pregunto si alguna vez saldré de aquí?!...