Esperando mis medicamentos...O un nuevo juego [Nadine]

Las niñas débiles no podrían soportar mucho tiempo en un lugar como estos, eso era más que obvio. Mucho menos soportar torturas como la holandesa había recibido días antes. Observo de reojo a la pelinegra y le dedico una sonrisa llena de emoción. – Tú quieres caos, yo quiero libertad, pero no se tiene, nada es justo – Le habló con voz firme, aquí todo estaba vigilado, un minúsculo movimientos en falso te hacía pagarlo de las maneras más atroces que podía existir sobre alguien. Incluso aquí nadie podía ser curado, al contrarió te hundían más, ella había llegado a esa conclusión.

Observó con curiosidad, el par de ojos que se detenían por un momento a observar a la cámara, se cruzó de brazos observándola, arqueó una ceja y sonrió con suficiencia – Parece que te molesta la vigilancia, ¿No es así? – Ella sabía bien que no todo era vigilado, no a todos los vigilaban todo el tiempo, lo recordó por las dos veces que había estado con Bob, la manera en que habían estado y que nadie había intervenido en eso. Se cruzó de brazos y camino al marco de la puerta – Estos malditos cabrones tardaran en venir, siempre son tan tardíos cuando cambian de turno que será mejor dar una vuelta por el lugar, ¿Quieres venir? Podemos hacer algo divertido, emociónate un poco – Le dijo con los ojos llenos de maldad y complicidad.

Avanzaron un poco más hasta poderse topar con aquella gran puerta, Nadine se había parado en seco sintiendo un gran escalofrío recorrer su pequeño cuerpo, tenía malos recuerdos, tenía miedo de volver a caer en lo mismo de hace apenas unos días, de volver a ver al celador, le temía y lo odiaba con todo su ser, y aunque le tuviera miedo era mejor vengarse de él. Le gustaba también aquel juego de miradas que hacía con ella, la manera tan sensual con que ambas podían moverse y a la vez denotar cierta inocencia, eso podía ser un arma de doble filo para cualquiera.

Se quedo mirando la puerta por unos momentos más – Parece que es la oficina principal, intento pensar que las cosas están aquí, sino… No tengo idea, pero la quiero conmigo – Menciono con los ojos iluminados al recordar aquel preciado objeto. – Después te daré lo que quieras – Nadine podía ser dulce e inocente pero tenía un carácter un tanto variante, si ella quería algo tenía que obtenerlo sino no podía dar nada a cambio así de sencillo.

Pudo sentir una presencia, que alguien las vigilaba, la verdad estar en ese lugar la podía hacer más paranoica o una chica que percibía más las cosas. Daba igual, la tarde estaba por empezar y la noche podía ser aún más larga si ellas se lo proponían, era cuestión de disfrutar, su cuerpo estaba adolorido, tembloroso, frágil pero sacaría fuerza para poder hacer eso, tenía que hacerlo solo para darse un lujo dentro de tanto infierno.