Famiglia || Nadine Berryman

No entendía nada de lo que su prima estaba hablando pero suponía que algo estaba por descubrir así que tuvo paciencia, sus ojos estaban completamente dirigidos a ella, quería descubrir que secreto estaba por decirle Madonna, incluso su piel se erizo por completo teniendo un ligero miedo. Pero nada podía darle miedo, ya le habían lastimado por completo tiempo atrás, ya no podían lastimarla más. Observo a Madonna un tiempo más y después sintió una punzada al verla tan mal. Se acercó abrazándola y recogiéndola en sus brazos para intentar descifrar que le pasaba - ¿Madonna? ¿Donna qué te pasa? – Pregunto con un hilo de voz, intentando guardar la calma y sentirse tranquila para su prima.

Observo como esta se empezaba a sobar la cabeza e hizo lo mismo dándole un poco de presión intentando relajar su dolor. Se puso de pie, como pudo levanto a Donna arrastrando un poco su cuerpo – Tengo que sacarte de aquí, llevarte a la enfermería – Sintió un tirón en la mano, Donna no quería que su prima e la llevara a otro lado por lo que opto por quedarse sentada abrazándola para ver si pasaba algo o no, beso su frente y empezó a tararear una canción para ella, ni siquiera recordaba la letra solo la tonada, la tarareo con delicadeza solo para su prima.

Podía entender a su prima en cierta parte, cuando ella tenía pesadillas podía sentir brazos alrededor de su cuerpo intentando tomarla, intentando acariciar su piel, suponía que era una sensación un tanto parecida, pero la Holandesa no podía entender todo a la perfección, las comparaciones eran solo eso, comparaciones nada de igualdad, por más esfuerzo que hagas, la voz delicada y dulce de Nadine tarareaba sin secar. Recordó cuando su mamá le había cantado muchas cosas de pequeña hasta que recordó una canción que Madonna solía cantar de pequeña cuando se veían, intento cantarla para ella. La voz de Nadine era preciosa, podía relajar a cualquiera, aquella voz se podía escuchar delicada o ronca dependiendo de la ocasión, pero ahora solo quería que su voz aliviará el dolor de su ser más preciado.

Tomó el rostro de Madonna con fuerza, si la chica era indiferente, temerosa, incluso tímida, ahora mismo podía sacar lo peor de ella con tal de que ella estuviera bien. – Donna, reacciona – La tomó de los hombros con fuerza zangoloteándola un poco. No sabía qué hacer, pensaba que su prima entraba a otra dimensión, pero eso era una tontería. Lo siguiente que iba a hacer le dolería más a ella por la acción que a su prima por el ardor, la pelinegra le dio una cachetada intentando hacer que esto la hiciera volver en sí - ¡REACCIONA! – Exigió teniendo miedo por lo que le pudiera pasar a ella.

Nadine sabia todos los movimientos de su familia, tanto de la Holandesa como la italiana, sabia en que negocios estaban metidos, incluso sabía a qué peligros estaba expuesta pero aun así se sentía orgullosa de su procedencia, si sabía tanto era porque ella sola los había descubierto, no porque su familia se lo había dicho. Demasiado lista, ella y Madonna habían salido demasiado astutas y listas pero su supervivencia a veces hacia que se mantuvieran al margen. Observo a su prima sentarse a su lado, le sonrió a medias – La sangre italiana habla a diario pero solo conmigo no tengo que mostrarle a los demás – De nuevo Nadine prefería verse como la chica tímida, cuando eres así la confianza de las personas se obtiene más rápido y así, logras muchas cosas.

La pelinegra volteo al frente observando a la nada y su rostro se endureció – Ya sabes que siempre he sufrido cambios de humor constantes, que son fuertes y cada vez más peligrosos – Sonrió con suficiencia – Hace tiempo arroje a una chica de las escaleras del colegio con la intención de que no reaccionara más, mis padres cansados me enviaron a este lugar diciendo que tengo problemas mentales – Soltó una risita traviesa – Es el mejor pretexto para mantenerme lejos, no dijeron nada porque sería una vergüenza para la familia saber que estoy aquí – Bufó con tanta despreocupación, sus padres se engañaban muchos en su familia habían terminado internados, era defecto de fábrica, defecto de familia, a ella la escondían porque sabían lo que era capaz de hacer y lograr. Tenían miedo que ellas dos destronaran y se adueñaran de sus imperios.