Cicatrices [B. D.]

La Holandesa observó de reojo al chico, su cuerpo estaba en mal estado como el de ella, dejó de verlo para no parecer demasiado obvia al detallarlo con la mirada, la primera vez que lo había visto los ojos del chico estaban llenos de odio por haber tocado su preciada guitarra, no se enojaba por ello, ya que se ponía en su lugar, si le hubieran tocado su cámara sin permiso habría hecho la misma escena de enojo, quiso saber su nombre pero no lo pediría, no quería una respuesta mala de nuevo de parte de nadie, menos de aquel hombre. ¿De verdad se había quejado con el director por lo que ella había hecho? No lo creía, eso era demasiado absurdo, demasiado infantil, pero después de todo aquí lo absurdo era la realidad.

El enfermero ya estaba frente a Nadine con aquella bandeja llena de cosas para curarla. Se levantó de la mesa y alzo las manos dejando que le quitaran la blusa, y separó las piernas dejando que le retiraran el pantalón solo se quedaría en interiores para que pudieran curar cada una de las heridas que tenía, algunas eran profundas, las de su blanco abdomen, las de su espalda, algunas que tenía en sus piernas y en su cuello, todo estaba marcado, todo estaba mal. Podían escucharse claros sollozos de parte de ella. – Duele, mucho… Déjame así, por favor – Pero sus palabras eran ignoradas por el enfermero, que con mano firme la “curaba”. Sintió una mirada, fue cuando se cruzó con la de él, las lágrimas eran evidentes a causa del dolor, el rojo de sus mejillas a causa de la vergüenza también. - ¿A ti te duele mucho? – Pregunto de manera torpe sin dejar de verlo, sintiendo su dolor como el de ella.

Desde que había regresado de su secuestro, Nadine había aprendido a ocultar sus emociones y sus dolores, no le gustaba que los demás la vieran como un ser que sufría por todo lo que le había pasado, de hecho le daba demasiado vergüenza volver a cruzar palabra con alguien, no quería que nadie sintiera lastima por ella, tenía miedo que su nuevo acompañante ahora lo sintiera por lo cual estaba un poco firme intentando ocultar los dolores. Pero a medida que sus movimientos se hacían más bruscos y ella avanzaba sentía que se cuerpo se quería desboronar, ella misma quería dejarse caer. Después de una semana o un poco más de la detención en las noches lloraba en silencio sintiendo como le dolía la parte de su desgarre y en ciertas ocasiones le volvía a sangrar, por eso temía que eso pasará, al caminar a lado de Blake soltó un sollozo pero lo cayó colocándose la mano en la boca, lo miró sonriente o al menos intentando sonreírle. Se apresuró apretando sus puños para concentrar el dolor en estos y tomo la otra mano libre de Blake ayudándolo a avanzar – No te dejaré caer – La chica le sonrió mientras ambos avanzaban por los pasillos.

Sus manos temblorosas tomaron el brazo de Blake ayudándolo a avanzar con más firmeza y seguridad. – Soy de Holanda, La Haya, Holanda ¿Tú? – Preguntó curiosa al avanzar. Se quedó un rato en silencio y recordó su primer encuentro soltando un suspiro lleno de tristeza – Blake, discúlpame por tomar tu guitarra, no pensé que eso le afectara tanto al dueño, sé que aquello estuvo mal, pero tu guitarra es tan hermosa, llamó mi atención por completo… - Se mordió el labio inferior para evitar hablar más sobre la emoción y satisfacción que sintió al tomar aquel instrumento tan hermoso - De verdad lo lamento – Busco su mirada, quería que el notara que de verdad estaba arrepentida, había notado el enojo en sus ojos aquella noche que quería disculparse por ocasionarle ese malestar – ¿Qué café te gusta más? – Intento sacarle otro tema para poder dejar de sentir esa ansiedad al saber la reacción del chico con el tema de la guitarra.

Después de tanto sufrimiento dentro de aquel lugar, los ojos de la pelinegra se iluminaron al notar las mejillas rojas de Blake, no imaginaba que aquel gesto causara ese efecto, sonrió ampliamente, de manera dulce al verlo así, estiro su mano y acaricio su mejilla, después subió esta misma y revolvió su cabello un poco – Creo que el color rojo se te ve bastante encantador – La chica soltó una risita traviesa. Desvió su mirada a sus manos que lo sujetaban bien. Sentía el dolor de Blake como suyo. Tal vez ella había pasado cosas muy malas, pero no podía pensar solo en su dolor, eso sería demasiado egoísta de su parte, también pensaba en el que él tuvo. El de todos. Asintió al escuchar lo de su guitarra – Espero entonces tener el honor algún día de escucharte tocarla – No podía dejar de sonreír. Pero así como las montañas rusas que suben y bajan, su felicidad cayo por el suelo haciendo que su mirada se desviara de él, agachando el rostro con vergüenza, soltando un ligero sollozo pero callándolo mordiéndose la lengua, no quería verse débil, aunque ya lo era.

-No lo lamentes, no lo hagas… No por favor – La chica comenzaba a alterarse demasiado, aquello no le gustaba su cuerpo comenzó a temblar, soltó un momento a Blake colocando sus manos en su pecho, respiró profundamente varias veces - ¿Te doy asco? – Pregunto con los ojos cristalinos al mirarlo a los ojos. No aquello no podía estar pasando, Nadine dejo de verlo y observo la cámara de seguridad, no podía notarse débil ante el vigilante, no le daría el gusto, cerró los ojos con fuerza, carraspeo su garganta y después su respiración comenzó a tomar el tono tranquilo de antes. – Lo lamento – Se acercó a Blake a paso lento. – Dije que no te soltaría y no pienso hacerlo, estaras seguro conmigo – Le sonrió como pudo mientras posaba sus manos de nuevo en el - ¿No es la primera vez que te pasa eso? – Pregunto curiosa, después sintió ese antojo tremendo por el café. – Buen gusto, a mí me gusta uno que pasaba a comprar con mi nana antes de venir aquí, vainilla latte, con leche deslactosada, y dos sobres de azúcar, frió, pero supongo que aquí no hay esa especialidad -

Ser hermoso, hermosa era algo que no podía sentir en ese momento ya que sentía un vació profundo desde lo que le había pasado. – Me creeré que soy hermosa cuando conozcas todo de mí, cuando sepas lo que he pasado y por qué estoy aquí, si después me sigues viendo de esa manera lo creeré por completo – Después del beso que le dio el chico en su mano, ella la giró un poco dándole un apretón de manos como muestra de agrado. Mucho tiempo antes le habían dicho que la primera impresión era lo que se llevaba siempre de una persona, pero ahora que volvía a estar con Blake, pensaba mejor las cosas. Se preguntaba que trato tenía con su prima, se quedó curiosa pero dejo el tema a un lado, quería conocerlo bien, o al menos lo que él quisiera mostrarle, ya después cuando pudiera existir una confianza, si es que la llegaban a tener, peguntaría más al respecto. - ¿Quieres mi pedazo? – Pregunto con una sonrisa encantadora al verlo disfrutar de su postre. Recargo una mano en la mesa y después su cabeza en la palma de esta ladeando su cabeza sin dejar de observarlo – Es interesante, no deberías estar aquí probablemente si siguieras en el grupo te habría ido a escuchar – Su sonrisa no se desvanecía, estaba a gusto, bastante, como pocas veces después de lo que le había pasado, no se arrepentía de volver a tener contacto con alguien.

Volvió a tomar un poco de café, trago saliva y decidió hablar – Mi historia es larga... Bueno la resumiré. Era mi cumpleaños, quería ir por una muñeca de compras, iba con mi nana… Cuando era pequeña me secuestraron, fue no sé cómo explicarlo. Estuve un año con aquellas personas, en aquel tiempo nunca me hicieron nada, solo estar ahí encerrada. Pero presenciaba lo que le hacían a los demás – Trago un poco de saliva y miro a la ventana para darse un poco más de valor y seguir hablando. – Observaba cada día gente nueva, niños, adultos, a algunos los torturaban quitándole partes de su cuerpo, a otros los violaron – Sintió un gran escalofrío recorrer su cuerpo – Pero después de un año en la misma fecha me entregaron con mi familia, todo cambio, mi humor cambiaba de manera alarmante, incluso… Supe que le hice daño a una chica en un arranque por burlarse de mi dolor… Creo que mis padres ya no pudieron lidiar conmigo y me mandaron aquí – Se quedó callada, no solía decir mucho sobre ella pero ya que Blake había presenciado lo del celador no tenía sentido ocultar eso. – Mi peor pesadilla, que me hicieran aquello, el día del castigo me la hicieron realidad. – Observó su café, y después le dio un gran sorbo intentando pasar ese trago amargo de recuerdos con uno de alguna bebida en aquel lugar.

Tomando en cuenta todas las cosas que había visto, las reacciones de las personas, el comportamiento de los vigilantes, enfermeros, incluso del director y ella misma, sabía más que nadie que no exitía ser perfecto. –Yo sé que nadie es perfecto Blake – La muchacha miraba al techo con los ojos perdidos en un punto, sin saber bien que podría encontrar mirando hacia esa dirección. – Pero entre lo imperfecto existe la simpatía, las similitudes con algunos que nos hacen pensar que si no existe la perfección entonces existe un complemento - No hablaba precisamente de una pareja, de amor y todas esas cosas que las personas relacionaban con la perfección en los otros, ella pensaba que el complemento con los demás resurgía incluso con un buen amigo, con la familia, incluso con la mascota y por eso formaban de cierta manera parte de la vida de los otros.

Recordó a Anne, su fiel compañera, la muda que no hacía más que estar a la par y escuchar lo que ella sacaba de la mente, de aquellos recuerdos, de su corazón. Suspiró un poco, su mirada esta vez la dirigió a él de manera fría, con cierta molestia – Desde el día de nuestro primer encuentro la tengo escondida – No debía esconderla pero no quería que le hicieran nada o que se la robaran – No todos entienden el significado de los objetos, tal vez este loca por considerar mi mejor amiga una muñeca pero al menos en mi vida en el exterior su silencio, su falta de vida era mi mejor consejera… ¿No le harás daño? Tal vez no por qué ahora mismo estas tranquilo, pero si te hago enfadar puedes hacerlo – Le dirigió una sonrisa a medias. Su expresión cambio cuando menciono a su Caos, aquel hombre que aprendía a conocer, quien detrás de esos ojos oscuros se escondía un hombre divertido, que probablemente muchos no lo podían ver de la manera en que ella… aun recordaba las palabras de él, que ella era la llave pero no entendía, su expresión se volvió confusa en realidad no sabía que responder pero sería sincera - ¿Por qué te interesa saber de él? ¿Qué ha pasado? Dilo – Pregunto curiosa sin quitar aquella expresión fría que después se volvió serena. – No sé si amigo es la definición correcta… Pero si es parte de mí, Bob ha sido mi amante, protector, y alguien que se ha preocupado por querer que salga de este tormento – La pelinegra intento no mostrar expresión. Primero necesitaba saber que pasaba con él y Blake. Si tenían una mala relación ella no podía hacer nada, ella era un punto y aparte, pero si se lo tomaba personal era su problema.

Un suspiro hondo, largo y lleno de nostalgia salió de los labios de la holandesa cuando este pronunció a su abuela, hace tiempo que ella había fallecido, lo único que le había dejado importante había sido esa cámara fotográfica que le habían quitado al entrar aquí, sentía que una parte de su cuerpo le faltara por no tener aquel objeto. Ella tenía mucho apego a esos dos objetos, la cámara y su muñeca, pero no porque fuera una persona materialista más bien por la historia que tenía tras lo que eran. – Las abuelas siempre tan sabias… - Desvió su mirada para poder encontrarse con la de él. Notó como una pequeña gota de sangre salió de su nariz y se levantó rápidamente para estar a su lado, tomo su rostro con sus manos, fue algo atrevida pero jalo un poco el rostro de Blake recargándolo con sus piernas mientras le acariciaba el cabello - ¿Se encuentra bien? – Pregunto con un tono de voz un tanto inquieta. – Gracias por no querer dañarla, ahora estaré más tranquila, siento que debo desapegarme un poco a ella… Pero gracias – Sintió un ligero escalofrió pero siguió intentando descifrar lo que le pasaba – Por eso reaccionaste así cuando tome tu guitarra, es normal, y me siento tan arrepentida – Ahora entendía bien su reacción, probablemente si hubiera visto su cámara o a su muñeca en otras manos sin permiso se hubiera vuelto loca de coraje.

Nadine negó con la cabeza ante las suposiciones de Blake – No es mi pareja, ni siquiera se que represento para él... – Sonrió a medias despeinándolo un poco – Pero sé que a pesar de su locura me cuida, y me quiere ver bien, dentro o fuera de este lugar – La pelinegra no sabía cómo interpretar aquello, nunca nadie aparte de Madonna, su nana y su abuela se habían preocupado por la seguridad de la chica. – Parece que no te agrada y tal vez esto que te diga no sirva de mucho pero, puedes confiar en mi Blake, o de tu corazonada … - Ella no sabía cómo explicarle que a pesar de tener relación con una u otra persona eso no afectaría las otras amistades esas eran punto y aparte – Confía… - Susurró mientras soltaba su cabello y dejaba sus manos colgando a los lados – Nunca he hablado con Madonna al respecto, pero por lo que sé y veo son buenos amigos, cómplices, se llevan bien, no puedo decirte que tan cercanos o que cosas han hecho, además eso no me corresponde a mí – Jaló las mangas de su suéter ya que sus manos se estaban enfriando demasiado. – Ya dependerá de ti creerme, confiar y seguir en mi mundo, hablando conmigo – Le sonrió ampliamente, llena de sinceridad, el primer mal encuentro que habían tenido quedo en el pasado, estaba borrando su mala impresión de él pero no del todo, tenía que cuidarse un poco… de él, de todos.

Estar en aquel lugar podría poner siempre inquieto a cualquiera, eso le pasaba a la Holandesa, dese que había llegado aquí se la había pasado demasiado inquieta, temerosa, y muchas de sus pesadillas se habían vuelto realidad, pero este momento la había llenado de paz. Podía no saber mucho de Blake incluso su primer encuentro había salido demasiado malo, pero ahora se sentía tranquila y segura, podía tener una conversación con alguien sin ser juzgada, atacada o sin sentirse utilizada. La chica le sonrió ampliamente asintiendo para él – Te entiendo perfectamente – Nadine no era una chica mala, tal vez sus cambios drástico de humor la habían puesto aquí pero estando tranquila y segura podía ser muy dulce y estable, era mejor a verla de malas o provocarla

La nariz de Blake ya no sangraba y eso era bueno. Su mirada se desvió a la ventana de la cafetería observando la claridad ya que no había más que apreciar, se perdió por momentos en sí misma, no decía mucho, en realidad no quería decir ya nada, se sentía rara, abrumada, intentaba pensar que cosas había hecho Bob para que él no lo soportaba y no imaginaba nada, ya que aquel payaso de humor negro era bueno con ella, la cuidaba, aunque claro era raro ante los demás. - ¿Te gusta mi prima? – Nadine formo una sonrisa en sus labios, podría no saber qué decir, solo sabía que Madonna tenía un secreto que tal vez con el tiempo descubrirían.

No se movió incluso no volteo a verlo a los ojos, simplemente se levantó de aquel asiento sin dejar de ver la ventana, como si estuviera viendo algo que no pudiera perder de vista – Si te gusta tendrás que decirle a ella – Dijo con voz firme, no le iba bien eso de saber de relaciones, ya que no entendía bien como se componían o que funciones tenían – El sufrimiento es opcional, a algunos les viene de golpe como a mi y a otros se les prolonga por la vida, pero todos sufrimos – Por fin giro su cuerpo y estiro su mano como si lo fuera a ayudar a levantarse – No quiero más café, quiero escucharte tocar – La chica sonrió y empezó a caminar a la salida.