Caminata nocturne [libre]

Una luz fría hirió mi vista. Los seres se acercaban con sus dedos largos y su mirada inexpresiva... dispuestos a experimentar conmigo. Algo parecido a un bísturi perforó mi piel mientras yo gritaba con desesperación... era en vano. Mi voz no salía de mi garganta. A mi lado, el cuerpo de Nelson se incorporaba y me veía fijamente sin decir nada. Era aterrador....

Desperté sobresaltado. La pesadilla era recurrente. Mesé mis cabellos antes de incorporarme por completo. No podría volver a dormir. No quería intentarlo. No con esas imágenes tan grabadas en mi mente. Caminé hacia la ventana. La luna estaba muy brillante esa noche. La había visto al menos cuatro veces durante mis viajes espaciales. Y claro, era más hermosa entre más cerca la veías. Recordé entonces haber visto una torre. Era el punto más alto del castillo. Sin duda ahí podría apreciarla mejor.

Salí de mi habitación con las manos en los bolsillos. Recorrer el castillo a oscuras era un buen remedio para despejar mi mente. Desde que los seres me habían raptado, no toleraba las luces frías. Prefería la oscuridad.

Llegué a la torre en menos de 15 minutos. Contra una de las ventanas se dibujaba la silueta de alguien más. Buenas noches saludé cortesmente esbozando una sonrisa cordial. Al menos ya no estaría solo por esa noche. Observe la luna y me pregunté si Molly y los niños la estarían viendo también.

Me acerqué hacia ella. Era poco más que una chiquilla. Pensé en mi preciosa Kath. Se parecían un poco... ojos azules y un par de tonos más claro de castaño. Por mí no hay problema. Si no te molesta mi compañía me gustaría quedarme levanté la vista hacia la luna. Había sido precisamente el cielo de noche lo que me había motivado a entrar a la NASA. Quería conocer a fondo ese Universo inexplorado e infinito. Al final había conocido más de lo que hubiera querido. Miré de soslayo a la joven. No se veía peligrosa. Extendí mi mano hacia ella Soy Jack, mucho gusto... En cierto modo era agradable habermela topado. Me hacia pensar en mi Kath y mi Michael. Y pensando en ellos no había espacio para pensar en nada más.

Lindo nombre. Les había contado a mis hijos varias veces mitos griegos, y recordaba que a Kath le encantaba el de Perséfone. La torre es muy oscura... ¿Cuándo volverá la primavera a pisar la tierra? pregunté en broma, aunque la palidez de su rostro me indicaba que no debía pasar mucho tiempo bajo el sol. La observé bailando consigo misma y sonreí. Daría cualquier cosa por poder bailar con Molly como habíamos hecho tantas veces.

Perséfone mencionó las estrellas. Me sabia las constelaciones de memoria. Me pareció recordar vagamente que la constelación de Libra tenía una interesante relación precisamente con el mito de Perséfone para los griegos. ¿Por qué no verlas? Son preciosas... Cuando estaba allá arriba, en medio de estrellas, sentía que realmente nada podría volver a impresionarme... suspiré antes de sonreír apaciblemente Eso pensaba hasta que nacieron mis hijos.

La observé atentamente. ¿No es eso algo triste? ¿Permanecer para siempre en los Campos Eliseos? no pude reprimir la preocupación por ella. Un rasgo paterno que aún permanecía en mí. Le sonreí con afabilidad. algún día deberías intentar regresar.... La tierra necesita la primavera después de todo

Cuando mencionó las estrellas no pude evitar comentar al respecto. Era mi tema preferido. Mi vista se posó de manera distraída en las estrellas. Se veían tan lejanas... Todo es diferente allá arriba. Estrellas, planetas, y sin fuerza de gravedad que te limite... uno se da cuenta de lo pequeño que es nuestro planeta y nuestra galaxia misma. mi rostro se ensombreció de repente En seguida de eso descubres que no estamos solos en el universo y agradeces estar en tierra firme, con los seres lejos de tu mente... pensé que no me creería. Tal vez había hablado de más. Entonces ella mencionó las voces en su cabeza y respiré aliviado. Entiendo. Tal vez no se trataran del mismo tipo de voces, pero la sensación era sin duda parecida.

Había demasiado dolor dentro de ella. Cuando tomó mi manga recibí un fuerte deja vú de Kath asustada... ella era igual. Una niña asustada. Acaricié su cabeza con suavidad mientras la miraba consternado. ¿Quién es ella? pregunté dejándome caer a su lado dispuesto a escucharla. Fruncí el ceño. ¿Por qué no te dejará volver? No has comido una fruta del Tártaro... era una metáfora torpe pero intentaba reanimarla.

Yo tampoco puedo dormir... cuando lo intento ellos aparecen en mis sueños. Pero tu necesitas hacerlo la abrazó paternalmente por los hombros. Puedes intentarlo, yo cuidaré de tí y no dejaré que ella gane la partida. Te despertaré...

Me quedé pensativo unos minutos pensando en la mejor manera de ayudarla. ¿La música la calma... ? ¿Calma a Rhea? pregunté cuidadosamente atento a la reacción que podía generar en ella que yo mencionara el nombre tan abiertamente. Tragué saliva cuando escuche lo de la sangre de los niños. sonaba como alguien demasiado terrible para ser humano. Me sentí frustrado al ver como su desesperación aumentaba. ¿puedo ayudar de alguna forma? No canto tan mal... o si prefieres podemos ir a la sala de música. como padre estaba acostumbrado a ofrecer mil y un remedios para los problemas de gente menor que yo. Sé fuerte Persefone. No estás sola. No me iré de aquí y entonces ella no vendrá ¿cierto? esperaba sonar convincente porque me estaba quedando sin ideas. La abracé mientras intentaba secar sus lágrimas. ¿Te duele algo? Puedo ir a buscar al médico ofrecí . Debía haber una forma de calmarla, solo debía descubrir cual era..

Su intento porque me fuera resultó en vano. Me quedé petrificado mientras observaba el cambio que se operaba en ella. "Está loca"... fue lo primero que pensé. Había sido educado de manera racional por lo que se podía dictaminar fácilmente que Perséfone padecía trastorno de personalidad múltiple. Pero mi cabeza comenzaba a doler repentinamente. Lo racional importaba una mierda... ¿Qué era real y qué no? Sus ojos se toparon con los míos. Había cambiado totalmente. Comencé a observarla detenidamente sin responder. Perséfone... oía voces... Las voces eran el claro indicio de que no estábamos solos. Y entonces, fui capaz de hilar mis ideas. ¿Cómo no lo había visto antes? Había sido estúpido al pensar que estaba a salvo en este loquero, lejos de los seres.... Ahora entendía claramente... esas voces... ¡Eran en realidad los seres! Ellos estaban ahí... en ese momento. Tal vez ella también había sido secuestrada por ellos, y ellos habían modificado genéticamente su cerebro... comencé a reír desenfrenadamente mientras sentía el terror apoderándose de mi cuerpo... Ella era uno de ellos ahora que habían tomado posesión de su cuerpo. Mi mano fue hacia la parte trasera de mi cuello, donde ellos me habían insertado un extraño metal que aún podía sentir con la punta de mis dedos. Ellos venían por mí una vez más... venían a terminar lo que habían empezado. Pero no pensaba dejarme. Si alguien iba a salir herido, ese alguien no sería yo. Dejé de reír y mi mirada enloquecida se clavó con sorna sobre su rostro. Era muy bonita, pero ni así me dejaría engañar. Han decidido dejarte ver bastardos... sonreí con demencia. Adrenalina recorría mi cuerpo... la misma sensación que había sentido al clavar el desarmador en Ned para salvarlo de los seres. No tenía algo parecido al alcance en esos momentos, pero tenía mis manos, y con eso bastaba. Yo salvaría a la chica. Esos bastardos de otra galaxia no conseguirían apoderarse de ella. Ni de mí.