Al caer la noche. (Donna)

Su compañera de cuarto llegaría pronto. No era como si la idea de compartir su habitación le agradara, pero ellos habían decidido por ella. Y la chica nueva ¿Podría oír las voces? ¿O las ahuyentaría? Will mordió su labio inferior mientras encogía más su cuerpo hasta quedar en posición fetal. Era algo a tener en cuenta. Las voces eran su mayor compañía durante las noches, en especial desde que Klaus ya no estaba. El camisón de Will era ligero pero no tenía frío. Menos aún cuando a partir de esa noche tendría que compartir habitación con alguien más. Alguien que invadiría su espacio... alguien que volvería más cálido y pequeño el cuerpo. Alguien que amenazaba su soledad... ¿Podría esa persona irrumpir en su mundo? Will tenía miedo de eso... había ciertas situaciones que ocasionaban que la gente intimara. Esta era una de ellas, pero para Will no era nada atrayente. Se estremeció cuando oyó el ruido de la puerta abriéndose. Un aroma nuevo perturbó el ambiente de la estancia. Will se levantó impulsada por la curiosidad y examinó a la recién llegada preguntándose que tipo de persona sería. Dentro de su cabeza, las voces guardaron también silencio para examinar a quien a partir de ese día, sería su compañera de cuarto.

Los ojos de Will adquirieron un matiz de dulzura imperceptible mientras las voces reanudaban el diálogo. Su compañera era más o menos de su edad, no era como si Will se sintiera más a gusto con esa situación pero al menos las voces le aprobaban. Les agradas soltó de improviso en idioma inglés mientras se incorporaba dejando que el camisón cayera delineando su cuerpo y sus largas piernas. La joven no cuestionó a quien se refería. Eso era buena señal. ¿Tú también las oyes cierto? una sonrisa iluminó el rostro de Will. Están por todas partes... tomó de improviso el rostro de la chica y lo acercó hacia su oído. También están dentro de tí... una risa cantarina resonó por la habitación. Después de eso la chica bien podía salir huyendo.

A mi a veces me dejan... odio que hagan eso. No me gusta estar sola. comentó Will mientras dejaba que la chica acariciara su cabello. Era una sensación agradable, pero aún mejor era descubrir que ya no podían decirle que estaba loca. No era la única. Cerró los ojos gozando el sonido mezclado de la voz de la chica y las voces que conversaban en su interior. Y luego con un gesto encantador abrazó repentinamente a la chica. Ella era su certeza... no estaba loca... Klaus, sus caricias, sus visitas nocturnas... todo había sido real. Mi nombre es Wilhelmina... Will susurró en tono confidente al oído de la chica provocando que uno de sus rizos se agitara ante su aliento. Solo le permitía a unos pocos llamarle Will. El resto le llamaban Mina.

Will sonrió al oir el nombre de su compañera. Madonna como la virgen... Will no era precisamente religiosa, pero opinaba que era un nombre hermoso. Y por fin detectó del todo el acento de Mad. Sin duda era italiana. Se quedó en pie, sin moverse de su sitio mientras Mad se dirigía a la cama. Tal vez fuera la luz y algún efecto óptico causado por la misma, pero cuando Mad se dejó caer en la cama Will reparó en lo pálido de su aspecto y en la belleza que esta palidez le daba a su rostro. Una palidez como de muerte. Inconscientemente se acercó hacia ella. No podía evitarlo. La muerte o aquello que se le pareciera, ejercía una fuerte fascinación sobre ella. Tomó el rostro de Mad con su mano derecha mientras la izquierda recorría con ternura su cabello. Examinó a sus anchas a Mad sin importarle si a ella le molestaba o no. Eres hermosa comentó de la nada mientras sin poder evitarlo su rostro se acercaba al de Mad. Tu palidez es... no llegó a decir la palabra. Las mejillas de Mad se habían sonrojado brindándole una calidez que no tendría un muerto. El embeleso se esfumo tan pronto como había llegado. La mano de Will se alejó de su rostro, pero la otra permaneció aún un rato más entre los cabellos de Mad. Lo siento, me dejé llevar comentó con expresión inocente.

Una sonrisa cómplice se formó en los labios de Will al oir la confesión de Mad acerca de su virginidad. Otro rasgo más en común... las voces estaban eufóricas. Entonces Will notó que nuevamente la luz la había engañado... Mad no se había sonrojado, no había forma de que alguien como ella se sonrojara. Le quedo más que claro tan pronto la vio acercándose de esa manera a ella. Su palidez volvió a cautivarla, y sin poder evitarlo, al verla inclinada hacía sí hizo lo que le pareció más lógico, lo que las voces les estaban diciendo a gritos que hiciera. Una especie de deseo por su compañera la había invadido repentinamente, así que colocando sus manos en las mejillas de Mad, atrajo el rostro hacia sí. Depositó un beso en sus labios, pero una vez que los hubo probado no pudo detenerse. No supo si sorprenderse o no al ver que ella correspondía al beso. Fuera como fuere, era placentero. Klaus ya no vendría más, pero eso no implicaba que ella no pudiera divertirse un poco. Incluso si era con alguien vivo.

Will sonrió inocentemente ante el comentario de lo bien que le sentaba la bata. Una voz en su interior le insinuó que tal vez Donna realmente quería quitarle el camisón para averiguar si se veía mejor con o sin él puesto. Un delicioso rubor cubrió sus mejillas. La actitud de Donna era totalmente opuesta a la suya, y no dejaba de tener su atractivo. Definitivamente era un buen cambio que alguien correspondiera a sus caricias. El cadáver de Klaus, si bien su voz estaba ahí, no lo había hecho. Repentinamente sintió el impulso de conocer más a fondo a su nueva compañera. SE sentó a su lado en la cama y con una sonrisa dulce se limitó a recargarse en su hombro. Ella era cálida. Y olía bien.

Will parpadeó cuando Donna mencionó que el Heaven era un infierno congelado. A veces olvidaba que todos provenían de diferentes países y que no todos estaban acostumbrados al frío como ella lo estaba. SE quedó en silencio unos minutos, buscando la mejor manera de resumir su historia. ¿por qué? su voz había comenzado a temblar. Solía pensar en Klaus, pero hablar de él era diferente. Y Will nunca habia hablado con nadie acerca de él. Sin embargo, Mad le inspiraba confianza. Tomó aire y cerró los ojos. EStoy aquí porque no pudieron comprender mi amor... y porque mi amado ya había dejado este mundo. hasta ahí nada sonaba anormal. Lo que generalmente aterrorizaba a la gente era lo que venía a continuación. TErminé aquí porque él venía a verme todas las noches, y cuando me separaron de él y dejo de venir... yo fui hacia él. Will abrió los ojos y examinó sus manos, aquellas que había utilizado para abrirse paso a través de la tierra hasta llegar al ataud. Ellos no comprendieron jamás que Klaus me estuvo llamando todo este tiempo, esperando a que fuera a liberarlo de la tumba en que lo habían encerrado. sintió el cuerpo de Mad tensándose un poco pero no le importó. Había llegado a la parte más dolorosa de su narración. Me alejaron de él... me lo quitaron para siempre... y ya nunca lo volví a ver... concluyó sollozando.

OFF: jajaja Jean Pierre como el empleado muggle de nuestro post *_* XDD espero que este no choque "por accidente" contra las puertas :roll:

Y con un simple beso, todo desapareció. Will se sonrojó ante lo repentino del gesto, pero sonrió agradecida ante las palabras que siguieron de este. Soledad... era la palabra que mejor describía su existencia, y a decir verdad jamás le había molestado. DE hecho, Will misma era consciente de que su soledad actual era en mayor parte su culpa, ella la había preferido siempre. Luego había aparecido Klaus, logrando poner de cabeza su mundo. La soledad ya no era tan atrayente, porque estando sola sabía que solo pensaría en él. Y entonces Klaus había muerto, y la soledad dio paso a una relación que, tal y como Mad decía, los demás no entendían. Klaus no la dejó sola ni un solo momento, con excepción de esa semana en que la enviaron a vivir con sus tías. Después, cuando Klaus finalmente se hubo ido, aparecieron las voces, esas voces que le hacían compañía pero que a veces se desaparecían por horas. Will estaba cansada de esos compañerismos a medias. Quería estar completamente sola o completamente acompañada, nada a medias. Irónicamente, desde que estaba aquí encerrada, Will iba dejando de lado poco a poco su misantropía. Y ahora con Mad, comenzaba a experimentar algo peculiar. Ella era una chica, al igual que Will, pero había algo en sus brazos, una fuerza transmitida de manera involuntaria que la hacía sentirse a salvo. ¿Era eso lo que los demás llamaban amistad? Will cerró los ojos y saboreó las palabras de Mad. No estar sola nunca más.. era como si hubiera leído sus pensamientos. ¿Lo prometes? preguntó en un tono un poco infantil que no logró reprimir del todo. Para Will todo esto era nuevo, pero la calidez en la que Mad lograba envolverla, la hacía sentirse más confiada. Como si el mundo real después de todo no fuera tan malo.

Madonna escucho la pregunta de Will, no respondió enseguida, se tomo su tiempo para pensar, luego, cuando finalmente hubo decidido le sonrió, asintió con la cabeza y al tiempo que le acariciaba el cuello de manera leve las palabras salieron de su boca "Lo prometo" dijo con sinceridad, si se había tardado en responder era por que nunca prometía nada a la ligera, su palabra valía mucho y siempre quería estar segura de que podría cumplir con lo prometido antes de comprometerse a algo. Le sonrió a Will de nueva cuenta y jugó con el tirante de su camisón mientras la veía a los ojos, había algo en ellos que le atraía pero aún no descifraba que "Las voces dicen que les agradas, dicen que tú si ves el mundo, que lo pasaremos bien. ¿Confías en las voces?" pregunto de repente sin saber muy bien de donde había salido eso

off: jajajaja si No me había dado cuenta de la coincidencia XD

La respuesta tardaba a llegarse, y un miedo irracional comenzaba a apoderarse de Will. ¿Era Mad como os demás? ¿Había fingido interés por ella pero en realidad no lo sentía? Una sonrisa radiante afloró a los labios de Will cuando Mad dijo que lo prometía arrancándole de paso un suspiro de alivio. Por toda respuesta estrechó con más fuerza a su compañera de cuarto y besó su nariz antes de volver a apoyarse en su hombro. Dejó que Mad jugueteara con su tirante, no entendía porque parecía fascinarle tanto. Will estaba fascinada observando el rostro soñador pero lleno de carácter de Mad. Cerró los ojos en un guiño cómplice y rió con suavidad Claro que confío en las voces... ellas siempre me cuentan cosas... son mis compañeras... una expresión de lejanía envolvió sus facciones, hasta que una voz susurró a su oído una pregunta que brotó de sus labios automáticamente. ¿Por qué estás aquí? Will volvió a clavar su mirada con expectación en Mad. Fuera cual fuera el motivo, agradecía esa coincidencia, porque ahora estaba menos sola.

Will se asustó en un principio al notar la mirada iracunda de Mad. Nunca le había gustado la violencia. Pero sabía que Mad tenía razón. Suspiró. A mí también me dijeron que sería por mi bien...pero solo querían deshacerse de mí porque arruine la vida de mi familia Y sin embargo no podía decir que se arrepentía de ello. Había valido la pena. Aunque a mí no me utilizaron... debió ser horrible enlazó su brazo con el de Mad antes de sonreírle apaciblemente. Pero ya no estamos solas... tu no me dejaras y yo no te usaré... no sé como hacerlo para empezar confesó abiertamente con total inocencia.

Will permaneció reflexiva sin dar una respuesta concreta. Lo que había dentro de ella... ¿Había algo? Una sonrisa meláncolica se asomó. Dentro de ella no había nada... sólo vacío, y en algún lugar recóndito, estaba Will, la pequeña Will, la que seguía siendo una niña y que no tenía nada más que inocencia en su haber. Cierto que esa inocencia había sido corrompida... también era cierto que Will había disfrutado ver esa inocencia corrompida, algo de lo que se había arrepentido después, sin embargo era una persona sencilla, había tan pocas cosas que podían apasionarle.... Sonrió finalmente con una mezcla de resignación y tristeza. Creo que las voces se equivocaron esta vez... soy tal cual como soy en el interior. No hay nada más que ofrecer. Todo cuanto pude ofrecer se fue con Klaus y no volverá. susurró mientras giraba su cabeza en dirección a su nueva amiga. La sonrisa se tornó culpable. Temía decepcionarla pero no podía cambiar el hecho de ser así. Incluso si eran las voces quienes lo decían.

La sonrisa provocada por Madonna resplandeció de manera más abierta luego de aquel simple ademán. Más sin embargo los labios de Donna se posaron sobre los suyos y la sonrisa tuvo que ceder. El beso era sencillo pero a Will le transmitió mucho más que un beso apasionado... y era aún más especial porque era Donna, su primer amiga, quien se lo daba. Su primer amiga... una chica. El mundo mortal definitivamente era una locura. Cuando sus labios se separaron Will soltó de la nada Donna... ¿Tu morirías conmigo si las voces lo pidieran? era una pregunta directa pero Will no temía hacerla. Sabía que podía confiar en ella sin que ella la señalara como hacían los demás.