¿Peligroso? Interesante... (Bob)

No me gustan los lugares abiertos... pensó Will, y sin embargo era incapaz de moverse de su sitio. Ahí se quedó, recargada en el tronco de un árbol, dejando que las horas siguieran su curso sin preocuparse demasiado por el mal uso que estaba haciendo de ellas. De vez en cuando algún molesto rayo de sol se filtraba por entre las nubes del cielo borrascoso y alcanzaba a herir la punta de su pie, única parte de su cuerpo que no era cobijada por la sombra del árbol. Cada que esto ocurría, Will se apresuraba a recoger su pie alejándolo del sol. No sol... no lugares abiertos... pero en el estado de inercia mental en el que se encontraba, era incapaz de hacer otra cosa. No sentía deseos de ir a la biblioteca o seguir durmiendo. Tampoco quería simplemente vagar, porque el sol, si bien débil, brillaba con la fuerza suficiente para incomodarla. ¿Cuánto tiempo habría pasado ya? Eso no importaba... aunque para los vivos el tiempo era de lo más valioso no era así para Will. Porque ella sabía que el tiempo importaba nada después de morir. Muerte era inmortalidad.... inmortalidad era eternidad. Sonrió con dulzura pensando en ello y cerró los ojos. Podía quedarse sentada ahí un par de siglos más.

Unos brazos posándose con delicadeza la hicieron salir de su trance y aterrizar una vez más en el presente. Su mirada aún estaba algo extraviada cuando se posó en el recién llegado. Para Will era solo un interno más... un interno cualquiera... o sí se prefería, una especie de compañero de condena. Su límpida mirada de niña recorrió su rostro, ajena al beso que aquel depositara en su clavícula. El gesto la había sorprendido, particularmente porque no lo conocía... tal vez él la estuviera confundiendo con otra persona. Sonrió con angelical cortesía, después de todo había sido un beso gentil. La faz del desconocido era indescifrable... como si una amplia paleta de pasiones e ideas se entremezclaran en un solo lienzo. Y había algo en su mirada que Will apenas alcanzaba a percibir, que despertaba una fascinación similar a la de la serpiente sobre un pequeño ratón. Su instinto pudo haberla alertado para que huyera, pero en lugar de eso, se limitó a ladear la cabeza esperando que el recién llegado hiciera su siguiente movimiento.

Sonrió ante el gesto imaginario de dispararle al sol. Si fuera posible lo agradecería eternamente... en lugar de eso debía esperar... esperar a la dulce muerte antes de llegar a un lugar donde el sol no brillaba. Sus ojos se tornaron soñadores al pensar en ello. La improvisada rima surtió efecto y las mejillas de Will se colorearon vivamente. Volteó a un lado y a otro. ¿Se refería a ella? Sonrió con timidez bajando la vista antes de volver a elevar su mirada hacia él. Gracias no entendía del todo a que se refería con "descubrirte" pero no tenía tiempo de analizarlo. Se sentía abrumada. ¿Cuál es tu nombre? preguntó con manifiesta curiosidad. Tal vez de este inesperado encuentro resultase algo más.

Robert Gray... era solo un nombre... un nombre no hacía a la persona sino viceversa, pero Will pensó que por el momento eso bastaba. Dejó confiadamente su mano entre las de él. Por el momento, ningún peligro se hacía presente aún, así que bajó la guardia. Se sobresaltó al escuchar su nombre pronunciado por Bob sin necesidad de que ella lo mencionase. No había pasado por su mente la idea de que pudiera tratarse de acoso hasta que el lo mencionó. La idea le causó gracia... ¿Por qué alguien querría acosarla? Sin embargo el sobresalto se acrecentó cuando Bob prosiguió. ¿Una revolución? ¿Algo parecido a un motín? Su mirada transmitió el temor que le causaba la idea. Inconscientemente, su mano, que aún yacía entre las de Bob, apretó estas convulsivamente en busca de apoyo, de seguridad. Porque de esta manera podía sentir que no estaba tan sola como sabía de sobra que estaba. ¿Corazón puro? Sí, tenía corazón y mente de niña. Además de eso, no era fuerte. Era débil físicamente... inconvenientemente débil. En un zafarrancho, ella resultaría muerta(o herida en el mejor de los casos) al primer asalto. Gracias por avisarme.... respondió con voz trémula antes de que sus lívidos labios se curvaran en melancólica sonrisa Pero... sería inevitable que yo resultase herida...