Música en las sombras.

Sonreí con ironía mientras me dirigía al taller de música. No podía dejar de preguntarme a que maldito descerebrado de mente retorcida se le había ocurrido llamarle Heaven a un jodido manicomnio. Hell sería más adecuado. A Leviathan le resultó divertida la comparación. Verdaderamente todo en este lugar conllevaba una larga lista de ironías, de las cuales, el nombre era la menos importante. ¿Qué alguien había dictaminado que estabas loco? La solución era encerrarte entre más locos... sin duda eso ayudaría a que mejorarás pronto. O empeorarás, lo que ocurriera primero. ¿Eras adicto a las drogas o al alcohol? No había problema, ahí no encontrarías esas sustancias pero sí que podrías fumar cigarrillos. Después de todo el enfisema pulmonar era un mal menor, y definitivamente menos preocupante que la locura. Estadísticamente hablando era un problema habitual entre la sociedad y socialmente más aceptado que alguien adicto a la heroína.

Y claro, estaba la música. Primero te la quitaban, después te invitaban a pasarte por el Taller de Música. No veía cual era la maldita diferencia. Prefería escuchar a mi vieja tía Helga cantando salmos con su voz de anciana de 70 años que escuchar a un montón de novatos intentando crear algo de música cursi. Recordar a la tía Helga me dió escalofríos. Pero como todo en esta vida, siempre era peor nada a algo, por mucho que ese algo fuera insuficiente. Así que finalmente me había visto obligada a encaminarme al jodido taller. Abrí la puerta de golpe. El lugar estaba vacío. Mejor para mí. Esperaba que los putos instrumentos no fueran instrumentos especiales. Lance una blasfemia celebrando el encontrar una guitarra. Era acústica, pero que carajos. Con eso bastaba. Toqué un par de notas y descubrí que estaba desafinada. Alouqua se abrió paso a través de mi mente Puta guitarra comentó con voz seductora a través de mi boca antes de reír de manera traviesa.

Sonreí al ver llegar a Ilythia. Lo qu más me agradaba de ella era su apellido. Mi voz se engrosó cuando Araziel tomó la palabra Nosotros no ahuyentamos a nadie encanto. ESto estaba vacío cuando llegamos. Y esta guitarra de mierda no sirve ¿No tendrán amplificadores? pregunté al aire mientras comenzaba a buscar en medio de todo. Lo´más moderno ahí era una batería. ¡Bravo por la moderna sala de música! comenté con ironía mientras aventaba la guitarra a un rincón importándome un carajo si se rompía o no al caer. Tomé las baquetas y comencé a marcar un par de compases. Esto sería más divertido si cantaba algo, así que sin responder del todo a la pregunta de Ilythia comencé a cantar blue de the birthday massacre.

Los acordes de la canción resultaban mediocres comparados con el sonido real que tenía interpretada por The Birthday Massacre, pero ya que estábamos en el puto manicomnio, no podíamos ponernos exigentes. Lancé un grito grutural sintiendo como mi garganta amenazaba con desgarrarse. Era excitante esa sensación, y las voces de mis amados demonios gritando a la par conmigo. Dejé a un lado las baquetas al escuchar su pregunta. Ladeé mi cabeza con coquetería mientras una sonrisa un tantito desquiciada aparecía en mis labios. ¿A nosotros? recalqué el plural. No podía hablar de mí sin hablar de ellos también. Eramos uno solo. Reí con suavidad mientras me reacomodaba en la silla emocionada por hablar de ellos. Mi voz era cantarina Eso esporque un montón de estúpidos seres inferiores no conocen a mi hermoso ángel caído... mordí mi labio al pensar en él. Son indignos, y yo una privilegiada en cuyo interior él y otros habitanEllos lo sabían y me tuvieron miedo.. comencé a reír a carcajadas. Lo más divertido fue ver a ese patético sacerdote ordenandoles que abandonaran mi cuerpo. me abracé a mi misma con fuerza Como si yo quisiera que se fueran. ellos me hacen sentir viva... llena de adrenalina y poder. comencé a balancear mis piernas que colgaban un poco del banco mientras sonreía con inocencia Había algunos seres más indignos que otros... y Él siempre me decía que debía destruirlos. PEro nunca me dejaban... me enfurecí al recordarlo. Y sentí deseos de patear algo. PEro no, aún no concluía mi historia. Me reanimé como si estuvieramos platicando acerca de un romance retorcido. Hice una pausa dramática antes de añadir El problema fue cuando le prendí fuego a una guardería... el fuego, los grito de los niños... todo era tan hermoso hasta que ellos llegaron. Apagaron el fuego, salvaron a los putos mocosos y a mí me mandaron a esta mierda de lugar saqué de mi bolsillo un cigarro que Val me había regalado hacía días y lo encendí para calmarme. Pensar en lo que me habían hecho aún me ponía psicópata.

Celebramos su comentario sobre la silla eléctrica riendonos a carcajadas. Aunque lo de la prisión... no estaba tan segura. Cualquier lugar era mejor que el puto manicomnio. Entonces ella dijo algo que era mejor ni pensarlo. Quería conocerlos.
Me reí como una desquiciada mientras me acercaba a ella. ¿Estás segura de querer conocerlos? ellos son una legión... y si los libero a todos no seré capaz de controlarlos. SErá bajo tu propio riesgo llevé mi mano hacia su mejilla y la acaricié con lascivia. En especial porque Alouqua y Araziel llevan tiempo sin salir y sin tocar otro cuerpo... Sentí a Ananel riéndose de la curiosidad de Ilythia. Sonreí encantadoramente mientras él tomaba posesión ¿Quieres conocer a los angeles caídos? Por que yo puedo mostrártelos...

Llamé a Alouqua primeramente. Era la más inocente... aunque también la que estaba más loca. Mi voz se volvió más argentina*, juguetona. Peligrosamente coqueta. ¿Así que quieres conocernos? comenzamos a reír estrepitosamente mientras cruzábamos mis piernas con coquetería. Con total descaro Alouqua comenzó a acomodar mi corsé. Estoy aburrida, pero al menos aquí arriba es mejor que el infierno. pasó de manera distraída la mano por mi cabello en un intento por aplacarlo. Dimos un saltito para bajar del banco y comenzamos a caminar como una modelo en dirección a unos lockers que había ahí cerca. LOs observamos con curiosidad felina. Me pregunto que habrá ahí dentro... ¿Nos ayudas Leviathan? pedimos y él aceptó ayudarnos. Nos paramos de una forma muy diferente. Colocando una de mis botas sobre la puerta del locker, comenzamos a tirar con fuerza intentando forzarlo. No era del todo fácil, así que comenzamos a buscar algo que nos sirviera de palanca. Finalmente recogimos la guitarra desafinada y comenzamos a golpear el locker de manera frenética hasta que la puta puerta se dobló sin llegar a abrirse. Puta puerta de mierda mi voz era grave. Lanzamos una blasfemia antes de comenzar a patear la puerta del locker. ERa divertido hacerlo, en cierto modo liberador.


*(OFF: argentina en el contexto de fresca XD noporque vaya a hablar con ese acento jajaja)

Volteamos a verla con la cabeza ladeada. Sólo hay un Leviathan y es a Él a quién nos referimos. Tu apellido tal vez sea en su honor... en cuanto a lo del celador... me importa una mierda. Ese bastardo puede meterse la guitarra por el ano si no le parece lo que hago. pateé la puerta y esta cedió finalmente. Hice una mueca al descubrir que no había nada de interés ahí. Sólo más instrumentos viejos e inservibles. ¿Y de donde sacan que esta mierda pasa por sala de música? interrogué antes de darme la vuelta. Era momento de presentarle a Araziel. Mi mirada cambió totalmente por una más seductora y decidida. Mi manera de caminar era gallarda como la de un hombre. Me disculpo por hacerte esperar... dijo él mientras tomaba su mano para besarla.