¿Eres de marte? ·Audney Reeson ·

He de admitir que mi sueño no era para nada original, pero sí placentero. Como otras tantas veces, soñaba que hablaba con gente por msn. Con Kyle y Tanya, de Londres. Me encontraba en mi habitación, la de paredes verdes, tirada en mi cama con la notebook sonriendome. Y escuchaba música, todo era genial. Tanya me dijo que pusiera mi cámara web, y así lo hice. Iniciamos una videollamada y comenzamos a hacer muecas, a reirnos. Pero de repente mi mejilla se hundió, solo de un lado. Puf, me había clavado un lápiz en la cara.

Regresé de golpe a la realidad, viendo interrumpido mi sueño por una potente voz. Me percaté del colchón duro y feo sobre el que yacía, la almohada demasiado baja y aplastada como para ser cómoda. Entreabrí los ojos, pero la molesta aunque tenue luz matutina que entró en la habitación me hizo cerrarlos. Alguien hablaba, seguro mi compañera de cuarto. Hasta el momento no había tenido el ¿agrado? de conocerla. Me incorporé levemente, lo suficiente como para mirarla con pereza. Solo pude apreciar su aspecto a grandes rasgos. Todo lo que sabía es que tenía el cabello oscuro, piel blanca y los brazos cubiertos de tatuajes.

- ¿Qué hora es? - pregunté con voz somnolienta, antes de dejarme caer nuevamente con brusquedad. No quería despertar y enfrentarme a este horrible sitio (en el cual no debería estar, vale aclarar).

El colchón se hundió en el área de los pies bajo el peso de la chica. Agh, ¿Las ocho de la mañana? ¿En serio? Tenía en mente dormir hasta las once. Me froté los ojos y pestañeé repetidas veces para despertarme de una vez; pero, antes que pudiera hacer nada para evitarlo, mi compañera de cuarto decidió destaparme. ¡Mierda! ¡Aquí hace frío!

- ¡Hey! - exclamé, incorporandome con rapidez para cubrirme nuevamente con las mantas. Era lógico que tuviera frío, pues mi pijama consistía en una camiseta holgada que tenía a Pluto, el perro de Mickey, dibujado en la parte delantera; y unos shorts. Demasiado veraniego, lo sé, pero los pantalones largos me resultaban incomodísimos para dormir. Una lata y un paquete de galletas aterrizaron junto a mí, que ya me encontraba sentada contra el respaldo. Miré a la chica boquiabierta; estaba hablando demasiado, y su extroversión me desconcertaba.

- Soy Audney - mascullé, un tanto incrédula, antes de abrir la lata de energizante y olisquearla disimuladamente con cierto recelo. Decidí que no tenía nada raro, por lo que bebí un sorbo. No le quité los ojos de encima a Anouk en ningún momento, con una mezcla de sorpresa y confusión.

- Bueno.. - estaba a punto de comenzar a hablar sobre mi "adicción", pero ella continuó parloteando. Me mordí el labio. - Ehm, sí.. tengo 16. Mis padres creen que soy adicta a internet - comenté, dejado la lata a un lado y abriendo el paquete de galletas. - ¿Por qué estás aquí? - pregunté luego, alzando la mirada.

Me llevé una galleta a la boca a tiempo que asentía con la cabeza. Sí, adicción a Internet era todo. Seguramente era de las personas más cuerdas en todo el centro, dejando de lado (quizá) al personal. Sonreí yo tambien, para acompañar sus risitas mostrándome de acuerdo. Mis padres tambien necesitaban un buen período de rehabilitación, pensé. Mi mamá por obsesiva, mi papá por.. por esos arranques obsesivos que le agarran de vez en cuando. Un terapeuta para la familia Reeson, por favor; ni mi hermano quedaba excluido de eso.

Hubo un momento de silencio, que aproveché para beber otro sorbo de energizante, antes de que Anouk comenzara a cotorrear nuevamente. Fruncí levemente el ceño; fácilmente podría creer que se trataba de una psicópata, pues era lo que negaba ser. Tenía entendido que los psicópatas son manipuladores por excelencia, por lo que no podría saber a ciencia cierta si mi compañera de cuarto estaba mintiendo o no. De cualquier modo, decidí que deberia tener cuidado.

Anouk me bombardeó a preguntas, sacándome momentáneamente de mi ensimismamiento.
- En realidad nací en Inglaterra, pero nos mudamos a Noruega hace unos años - consideré prudente omitir detalles -. Y respecto a la rehabilitación, creo que no ha cambiado nada aún, aunque lo cierto es que tampoco llevo demasiado tiempo aquí - hacía día y medio, como mucho, de mi llegada. Me encogí de hombros, antes de lanzarle una mirada curiosa.

- ¿Y qué me cuentas? ¿Hace mucho que llegaste? ¿Tú sí progresaste algo con tu rehabilitación? - reprimí una sonrisa divertida, al imitar su método de bombardeo de preguntas.

Wow. No sé por qué me había hecho la idea de que Anouk llevaba más tiempo aquí. Me sentía demasiado nueva, quizá era eso; pero una semana tampoco es mucho tiempo. Me pregunté quién habría ocupado la habitación antes de nuestra llegada. Supuse que si no la habían tratado aún era que no estaba tan mal. Me sentí aliviada. Seguramente se encargaban primero de los casos más graves. Oh no. En ese caso, podría quedarme meses y meses encerrada aquí antes de que decidieran someterme a un tratamiento intensivo para dejarme libre de una vez. Mierda.

Solté una pequeña risita cuando mencionó lo de tirar las computadoras por la ventana. Me parecía un poco exagerado, aunque yo tambien quise hacer lo mismo cuando se tildaba, o se le ocurría andar con una lentitud exasperante. En fin. Obviamente, jamás lo hice, aunque Anouk parecía sí haberlo hecho, o eso entendi cuando dijo que un tal Austin ya no quería comprarle otra laptop.

La galletita que estaba llevandome a la boca quedó suspendida a medio camino cuando cambió repentinamente de tema. ¿Había una pequeña, infima amenaza detrás de sus palabras, o era solo mi paranoia? Congelé la mirada en su rostro unos segundos, tratando de adivinar el verdadero proposito detrás de la sonrisa. De cualquier modo, tambien torcí las comisuras hacia arriba.

- No, no quiero saberlo - admití, dandole por fin un mordisco a la galleta. Definitivamente, debía portarme bien con Anouk. O, si pretendía hacerle algo, tenía que ser muy cuidadosa y en lo posible no actuar directamente. Cualquiera se daría cuenta de que no estaba frente a una estúpida.

- ¿Así que ibas a la universidad? ¿Qué estudiabas? - me interesé, llevando la conversación hacia otro lado.