Back To Neverland... (Hecoz)

La mañana estaba fresca, me agradaba, quizás más de la cuenta. Había pasado un par de días después de lo que habíamos visto en la torre Lorraine y yo, no me sentía muy animado de andar caminando por las noches con esas cosas pero era la única manera de "pasear" en el loquero. Habían programado mi cirugía a las 10:00 horas. Odiaba salir a la luz del día pero no tenía una mejor opción, quizás con ésa operación me quitarían las feas cicatrices del rostro y si todo marchaba bien...podría tener un poco de gesticulación en el rostro...

¿Qué podía salir mal? Me han sometido a varias cirugías antes, nada podía salir mal. Pensaba una y otra vez mientras la enfermera me daba indicaciones de desvestirme y colocarme una bata celeste. Suspiré y comencé a vestirme lentamente, no tenía prisa...Y no sabía por qué...En otra ocasión me hubiese sentido más animado pero hoy, hoy algo andaba mal y no sabía que era. Entré al lugar esterilizado y observé a las dos personas que estaban ahí. Mi mirada se centró sobre la mujer que me pondría la anestesia local, intenté sonreír fallidamente. Minutos después yacía sobre la plancha que sería mi soporte en las próximas 5 horas. Algo andaba mal, podía sentirlo y entonces le vi...Aquel cocodrilo verde, el tic tac del reloj y el atuendo escarlata del hombre de cabellos oscuros y rizados. ¡No quiero irme! ¡No quiero! ... pensé demasiado tarde, los párpados me pesaban y me dolían tanto como la vida misma...

Todo en la clínica estaba preparado para la cirugía, el doctor Stevens esperaba al paciente un poco preocupado, los injertos y el tratamiento a seguir era bastante complicado. Los músculos del joven estaban atrofiados y el Dr. Stevens quería hacer todo lo posible para que este pudiera al menos poder gesticular de forma correcta, la cirugía reconstructiva era un proceso largo. Una de las enfermeras recibió a Samuels la cual le dirigió a una habitación para que se cambiara de ropa. Después de esto lo llevaron en silla de ruedas al quirófano donde lo recostaron en la camilla, una de las enfermeras le puso la mascarilla mientras le aplicaba la anestesia. La operación empezó después que tenían al paciente listo, el Dr Stevens monitoreaba y hacía su trabajo meticuloso, había que hacer mucho, todo iba a la perfección, la enfermera le secaba el sudor al doctor y el reloj sonaba con tic tac tic tac y el monitor estaba sonando con un perfecto bombeo de un corazón latiente.